Apago las luces, siento este vapor cándido, lisérgico, vívido... este refugio construido de presente y cariño... nada más importa, solo el afecto, los sueños, los momentos que he sido demasiado egoista y no los he aprovechado.
En fin, basta de desvarios... quiero dejarme llevar lejos del torbellino, fuera del vórtice del caos, llévandome las mejores enseñanzas, los mejores amigos, la felicidad más pura y melancólica.
Salud!